domingo, 7 de septiembre de 2014

2001 EL DESPERTAR

Ya a comienzos de 2001, habíamos asentado las bases de los festivales. Comenzaba a estar muy estresado por culpa de las muchas funciones que tenía en la asociación, y ya podía decir "hola" en las reuniones que se tenían para decidir el programa.

Se decidió grabar un disco con Joseph. Era una gran idea, tendríamos el concierto inmortalizado y podría ser una experiencia muy interesante. Planteé la posibilidad de que si el estreno lo habían hecho los principalesasí como las dos funciones siguientes (no como en A CHORUS LINE, que se cambió de protagonistas), el disco lo podíamos hacer los cover de Joseph y la Narradora, que también habíamos trabajado como bestias. Pero parecía que las normas impuestas para unos, no servían para otros, así que se nos negó esa posibilidad, y tuve que contentarme de nuevo con pasar desapercibido.

Un día, me llevaron aparte y me comentaron que por un extraño rebote, tenía que hacer el papel solista de Joseph, ya que ese año se iba a repetir, y esos rebotes propiciaron que fuera entonces el solista. Por esa regla de tres, lo justo es que la chica que había hecho el cover de la narradora también actuara, pero injustamente la dejaron de lado.

Mi ilusión era máxima, y mis responsabilidades se multiplicaron. Ahora tenía que reforzar en mi cerebro todo lo que había aprendido el año anterior, adaptarme al vestuario, hacer entrevistas en la tele... vaya... entrevistas en la tele...

Sólo fue una, en una televisión local y la mitad de la entrevista consistió en cantar una de las canciones bajo unas indicaciones poco menos que bochornosas. Creo que prácticamente ningún conocido me vio, es lo que había en ese momento. Me acordaba de Rocky, al principio de la primera película, cuando todo el mundo le preguntaba por el combate y decía "He ganado, tenías que haberme visto".

Lo más curioso llegó el día que nos llamaron para hacer una nueva entrevista en la televisión para cantar un poco, el que mandaba, en lugar de dejarme con el coro, me mandó a la sala de regidores, para que indicara la cámara que debía pincharse en cada momento. Y la gente se preguntará por qué, si ese año iba a ser yo el protagonista y por tanto debía cantar yo y no él. Pues resulta que en entrevistas anteriores, algunos habían desafinado como si la vida les hubiera ido en ello, se usó el CD grabado en estudio para evitar esos desafines, es decir, tenía que salir él en la tele, era la excusa perfecta para chupar más cámara.

Y quizá fue de agradecer, puesto que llegó el momento de hacer la mímica, quien debía hacer Joseph, esperaba a que sonara la canción en la que mover los labios, grabado todo en un CD, pero no habíamos contado con una cosa, cuando Joseph dijo la primera frase, el CD saltó de pista y pasó a la última, obligando al coro a montar la algarabía que correspondía en esa pieza, pero de pronto volvió a sonar la pieza anterior, con lo que Joseph volvió a girarse a cámara y, tras "cantar" de nuevo la primera frase, la historia se volvió a repetir. Al quinto salto, se apagó el CD, con Joseph mareado de dar vueltas y sin saber dónde meterse, miembros del coro escondidos y descojonados por la situación, y yo alegrándome de que en aquel momento lo que se suponía que era música en directo, hubiera fallado mientras cantaba otra persona, y no yo. (También me alegré de que no se le ocurriera poner ese CD en el concierto de forma que mi voz no sirviera para nada).

Llegaron los preparativos, cual fue mi sorpresa al ver los carteles, que lejos de ser esos magníficos anuncios multicolor del año anterior, éstos eran multi, pero multirrojo. Todo en tonalidades de rojo que chocaba a la vista, pero lo peor no era eso, lo peor es que le habían puesto mi cara al cuerpo del anterior Joseph... es decir, "te hemos puesto el melón en los carteles, y gracias". "Un error de imprenta" lo llamaron, pero aún así se hicieron cientos de carteles y no se corrigió.

¿Reseñas en el periódico? Yo no recuerdo ninguna, es más, yo no aparecía por ninguna parte en la prensa.

Por cierto, ese año no fueron tres representaciones, fue una y mucho es, no fuera que robara protagonismo.

Y llegó el día del concierto. Curiosamente, el técnico del palacio de congresos de la Casa Colón, ese año se negó a subir a uno de los solistas por la plataforma que había, así que el concierto quedó mucho más deslucido.

Llegué a los vestuarios donde se cambiaban los hombres y todos me preguntaron que qué hacía ahí, que tenía que ir al camerino que se me había asignado como solista. Yo me negué y dije que me tenía que cambiar donde estaba mi gente, con los míos.

Era el solista, sí, pero aquel camerino me parecía vacío y sin vida, por eso decidí ir con mi gente, porque era donde me sentía seguro.



Y no es nada descabellado. Había una escena donde yo me sentaba en un trono a telón cerrado mientras fuera cantaban los hombres una pieza divertida. Me sentí tan solo en aquel momento, escuchando la pieza que había cantado el año anterior, que por un momento deseé estar en el coro y no de solista. Eran esos momentos de humildad que quizá estaban condicionados por la cama que me hacían en algunos momentos, dificultándome mi camino hacia el puesto de solista, y por la actitud que había visto de los solistas antaño, tan alejados del coro y... soberbios, por así decir.



El concierto lo grabó una televisión local por un lado y un familiar por otro, cuando pueda, los subiré a la nube para "disfrute" de todos.

Recuerdo al que hacía de "mi padre", en medio del concierto, diciéndome "Porque a ti te voy a comprar una moto, porque eres mi hijo favorito, y a tus hermanos, que son todos unos cabrones, les pueden dar por culo". Me meaba de risa con ese hombre.

Aquel concierto, para mí, fue apoteósico, lo más grande que había hecho nunca, solista y protagonista de un musical americano, pero el año no había terminado ahí.

El verano estaba un poco escaso, nos habíamos vaciado en el musical, pero tuvimos la oportunidad de cambiar de tercio, y se me ofreció cantar en un cuarteto para las jornadas medievales de Cortegana.

https://www.youtube.com/watch?v=at-Y0i5FLQo

Estuvimos ensayando los cuatro como mulas, nos íbamos todos los días al local a ensayar y cantar, a desesperarnos con los desafines, a prepararnos a conciencia, y fue un concierto bonito. Por mucho que le pese a alguno, al público le gustó mi voz por encima de las demás, una voz de tenor ligero juvenil y en formación que apuntaba maneras.

Nos faltaban ideas, y no sabíamos qué hacer para navidad, así que a alguien se le ocurrió la feliz idea de repetir las Misas del Mundo.

Muchos de los que habían cantado en aquel concierto del año 98, se habían ido, y muchos que estaban en el coro en 2001, no habían cantado eso nunca, así que hubo que ensayar todo nuevamente, pero había un problema, los "mandatarios", se habían obsesionado con la afinación, hasta tal punto, que los ensayos eran realmente cansados, se repetía una y otra vez, a pesar de que trabajábamos mucho para mejorar. Y cuanto más cansados estábamos, más desafinábamos, y cuanto más desafinábamos, más ensayábamos y más cansados estábamos.

Mientras tanto, días antes del concierto organizamos una cena de Navidad donde se me hizo entrega del premio "Sonajero de Oro" por mi trayectoria en el coro y una placa como miembro fundador del TLH.

El premio consistía en un sonajero normal y corriente pintado de dorado... algo completamente anecdótico. Tiré ese premio en 2013, ya que estaba muy deteriorado. La placa la guardo en un cajón, no soy de los que expongan premios ni trofeos ni reconocimientos.

Aquel concierto fue una auténtica mierda. Había que tener en cuenta que habíamos estado ensayando intensamente la mañana antes, y estábamos muy cansados y abotargados mentalmente. Cantamos sin ganas y sin alma. Un concierto para olvidar.

2002 tuvo sus cosillas, pero seguía igual, trabajando a destajo, sin un duro y ensombrecido continuamente por el divismo.

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