Dos años con musicales, yo ya comenzaba a estar un poco cansado de cantar en inglés y en latín, afortunadamente volvimos al género patrio, a la zarzuela, pero ésta vez queríamos ir más allá, queríamos representar.
¿Qué fue lo que escogimos? Pues una ración de "Los Gavilanes" para empezar, una zarzuela cuyo nombre engaña, pues no aparece un puñetero gavilán en toda la obra, bueno, nuestro pianista era el entrañable y maravilloso Rogelio Gavilanes, no es coña, qué gran tipo, una pena perderle la pista.
El caso es que no teníamos director de escena, y la persona que se puso al mando, pues la verdad es que andaba un poco falto de ideas. No es que la chica no le pusiera empeño y que no tuviera buenas intenciones, pero es que estuvimos mes y medio con una escena de 3 minutos, y la verdad, resultaba un poco aburrido. Lo reconozco, en aquel momento yo no lo hubiera hecho mejor y, sinceramente, hoy partiendo de cero tampoco sabría decir.
El caso es que en esa zarzuela tampoco tenía el más mínimo papel protagonista, y eso que había pasado 2 años bastante más movidos que los anteriores, los éxitos habían sido grandes, pero los reconocimientos que debía tener... ahí fallaba.
He de reconocer una cosa, y lo escribo para ser totalmente sincero, no me encontraba demasiado bien con mi voz en aquel momento. Me veía capaz de abordar el papel de Gustavo (el de la zarzuela, no de la rana, leñe), pero tenía un pequeño problema, había ganado potencia, pero la voz se me había descontrolado, habría tenido que trabajar mucho para sacar adelante el papel, lo que me repatea es que no sólo no se me diera la oportunidad, si no que ni siquiera se me plantease.
La verdad es que mi memoria de los conciertos entre 2002 y 2005 están un poco confusos, fueron años complicados para mí, he tenido que recurrir a los compañeros de aquellas épocas para esbozar un poco alguna de las fechas, el caso es que si hay alguna que no esté bien, pues que en algún comentario me lo corrijan, empiezo a hacerme mayor y mi memoria comienza a fallar... (Eso con 32 años... toma del frasco).
En fin, que me pierdo copón. El primer concierto que sería en primavera, no teníamos tiempo ya de prepararlo escénicamente, así que nos propusimos hacerlo versión concierto, pero claro, podíamos aprovechar el tirón de los discos que habíamos sacado (Joseph y A Chorus Line) y nos decidimos a grabar el concierto en directo. Volvimos a traer a Vicente Lacárcel para hacer de Indiano, a su señora esposa Cristina Carlín, que haría de Adriana, a Concepción Arrayá le dieron el papel de Rosaura, y para Gustavo nos trajimos a alguien nuevo, pero maravilloso, a mi personalmente me encantó, Rafael Lledó, no solo un gran tenor, si no también un señor, siempre correcto, me atendió siempre con una sonrisa y muy amable, guardo muy buenos recuerdos de él.
El concierto salió estupendo y guardo el disco en casa (tuve que comprarlo, igual que los demás), es un tesoro para mantenerlo.
En verano quisimos quitarnos aquel amargo sabor de boca que nos había dejado el no representarlo y nos pusimos a trabajar la escena, ésta vez sí con mucho acierto. Rafael Lledó no pudo acompañarnos en aquel momento, así que tuvimos que sustituirlo por un compañero del coro que hizo un papel muy digno. El problema es que de esa forma, quedábamos sólo dos componentes en la cuerda de tenores... nos hicimos notar.
Ya por entonces comencé a darme cuenta de que a las sopranos por lo general, no se les entiende una leche cuando cantan, no sé por qué será, pero parece que enlazan una vocal con otra y, de vez en cuando, metían para disimular una R o una S.
También hicimos un recital el día anterior, creo, pero es que lo que más recuerdo no es el recital, si no cierto detalle que paso a explicar:
Los conciertos se realizaron en la localidad onubense de Cartaya, más concretamente en el patio de armas, unas ruinas de un viejo castillo. Habían colocado el escenario y, justo al lado, unos diez centímetros más alto, el vestuario femenino con una carpa (con dos cojones, cualquiera que estuviera sobre el escenario se iba a hartar de ver domingas), pero justo pared con pared estaba el vestuario masculino, no sólo eso, si no que además había una nevera de bar, de esas de arcón, y no sólo eso, si no que además estaba completamente llena de botellines de cerveza y yo siempre llevaba un abridor como llavero.
¡ASÍ ME GUSTAN LOS AYUNTAMIENTOS, QUE SE PREOCUPEN POR LOS CANTANTES, ESO ES BUEN TRATO!
Con razón recuerdo poco después de subir al escenario y mantengo la mente borrosa... sólo bebimos tres o cuatro hombres... pero la nevera quedó vacía.
Eso sí, no tengo ni zorra de lo que hicimos en navidades (¿Tanto me duró la borrachera?)
Después vendría 2003, otro galimatías musical y personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario