domingo, 10 de agosto de 2014

1997 EL COMIENZO

Como si de una película se tratara, esta historia comienza en 1997, concretamente cuando finalizaba Mayo.

Por motivos que no vienen al caso, tenía cierta fama en los círculos en los que me movía, de cantar, y cantar bien, es por ello que me presenté a unas pruebas que se estaban haciendo para entrar a formar parte de la Asociación Coro Lírico de Huelva (ACOLIHU), que por entonces tenía unos dos años de vida.

¿Por qué meterme en ese berenjenal? Porque me gustaba viajar y ver mundo, y pensaba que formando parte de un coro, viajaría mucho. Fue un error teniendo en cuenta los años venideros, pero los que cantan y leen esto, o los que tocan un instrumento, los que dirigen orquestas o los actores, saben que subirse al escenario y hacer lo que sabes, es quizá uno de los estímulos más mágicos que se pueden tener. Y eso compensaba el que no fuera a viajar tanto como creía.

Las pruebas las pasé, y por fin el día 2 de Junio fui al primer ensayo para mí. De pronto me encontré rodeado de unas 30 ó 40 personas a las que no conocía de nada, y que me miraban con cara de "el nuevo". Seamos sinceros, siempre miramos así a los que entran nuevos, y no es que sea nada malo, es que a veces da pereza enseñar a los nuevos cómo moverse por un lugar... pues eso... nuevo.

La verdad es que me acogieron muy bien, y a pesar de que sólo conocía a tres personas, el resto me recibieron con los brazos abiertos. El día 30 de Mayo de 1997 fui a ver el ensayo general de un concierto que iban a hacer apenas dos o tres días después, se trataba de la zarzuela "Bohemios" en versión concierto. He de reconocer que me gustó.

Me entregaron mi primera partitura "El Brindis" de Marina. "¿Sabes solfeo?" Me preguntó uno de mis nuevos compañeros. "No", contesté yo. Debía notarse bastante, porque había cogido las partituras al revés, aunque en aquel entonces, el que estuvieran al derecho no aclaraba mucho las cosas, sólo veía rayas y manchas y unas palabras escritas de forma muy rara.

Me dijeron que lo que ensayábamos, era para hacer una antología, que consistía en varias piezas de zarzuela (en este caso), con las que compondríamos un concierto.

Vi a la gente que cantaba de solista, me parecía gente de otro mundo, más altas incluso (no era raro ya que yo ya de por sí soy bajito), me parecían completamente fuera de mi alcance, no sabía qué decir, qué hacer. Daba la impresión de que esa gente que cantaban solos delante de la gente, ni siquiera llegaban a tocar el suelo cuando caminaban. Era fascinante.

Tras un par de meses, asistí a un nuevo concierto, como público de nuevo, donde vi que habían cogido a un grupo de gente del coro, extraoficialmente los que mejor cantaban, oficialmente los que tenían disponibilidad, y hacían muchas piezas que yo ya me sabía después de varios ensayos. En esos momentos soñaba con estar ahí arriba.

Poco después de aquel concierto veraniego en agosto del 97, vi que ese mundo, a veces, era muy desagradable. Asistí a una asamblea de las que hacía la asociación, y ahí todos esgrimían sus argumentos, algunos con más acierto, y otros con más labia, de pronto me parecía haber entrado en un conflicto armado más que en un coro. Eran esos problemas internos que necesitaban pulirse, aunque con 15 años y nula experiencia de la vida, me parecía que en cualquier momento se iban a liar a tortas.

A esa reunión le siguieron otras. "Madre mía", pensaba. "Aún no he pisado un escenario y ya me estoy comiendo la tramoya".

A esas reuniones, le siguió una llamada telefónica en la que la persona que me había metido en ese grupo, me "invitaba" a marcharme con él a otro que fundaría en las siguientes semanas. No sé porqué tomé la decisión que tomé, y no sé si tomar otra habría hecho mi carrera mejor o peor, y la verdad, ya no hay modo de averiguarlo, ni siquiera sé si tomé la decisión acertada, pero al menos tomé una, y por respeto a la persona que me había metido en este tinglado, acepté marcharme a lo que luego se llamó Teatro Lírico de Huelva, Coro Teatro Lírico de Huelva y finalmente Asociación Musical Teatro Lírico de Huelva.

Y comenzamos con mi debut. Fue en Octubre de 1997 y fue en Isla Cristina, Huelva.


Traje negro, pajarita burdeos y colorete. Ese día tenía menos sangre en la cara que Drácula con abstinencia. Sin embargo, aquel concierto me pareció mágico e irrepetible. Pasé calor pero también me lo pasé pipa.


Había debutado, creo que aún tengo el cartel de aquel concierto, pero tendría que buscarlo, la verdad es que tengo la mayoría de los carteles de los conciertos que canté en Huelva, pero los tengo enrollados y guardados, quizá algún día me decida a fotografiarlos y publicarlos aquí.

Y con ese concierto y nuevos ensayos en un nuevo lugar, pero con una política prácticamente igual, terminó 1997, 1998 se presentaba expectante, pero eso será la semana que viene.


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