A ver si me aclaro porque 2003 lo tengo un poco borroso (para lo que me interesa), veamos, si mal no recuerdo, ya que habíamos hecho musical y zarzuela completamente representadas, ¿por qué no hacer ópera? Pues a eso fuimos. ¿Cogimos Rigoletto? No ¿Traviata? No ¿Aída? No... cogimos Orfeo ed Euridice, vamos, ni puta idea.
Yo al menos no tenía ni puta idea de esa ópera, y hoy en día tampoco tendría muy claro de qué va si no fuera por la mitología griega.
Unos buenos ensayos, aburridos a más no poder, ¡Qué peñazo de ópera! El caso es que yo seguía siendo jefe de cuerda, tenía que enseñar a los demás tenores, mis métodos eran un poco rudos, lo reconozco, sólo me faltaba sacar el látigo, pero la verdad es que surtía efecto.
No estaba muy de acuerdo en cómo comenzaban a suceder las cosas a nivel institucional, eso parecía cada vez más un cortijo que una asociación democrática, intenté hacer valer mi voz una y otra vez, pero continuamente se perdía como un pedo en el viento.
El caso es que se acercaba poco a poco la fecha de concierto y vimos que era imposible hacer una representación en condiciones, así que decidimos que fuera versión concierto, es más, nos limitamos a eliminar ciertas partes para hacer sólo una gran selección de piezas de aquella ópera, el concierto, sin embargo, salió bastante bien.
En verano necesitábamos hacer nuevos proyectos, así que no sólo nos dedicamos a hacer de nuevo Los Gavilanes, si no que además preparamos otra zarzuela que me ha acompañado después durante varios años, La Dolorosa. En este caso sí que me tocó hacer de cover, es decir, el papel protagonista pero de reserva, igual que en Joseph. No estaba muy contento de cómo tenía la voz, pero al fin y al cabo seguía ahí.
Este año no hubo nevera en el concierto, pero salió todo bastante bien y pudimos disfrutar de ensayos algo más relajados. Además, algunos chavales del coro infantil y juvenil ya comenzaban a incorporarse poco a poco al coro adulto, el coro ya tenía un núcleo estable de gente y aprovechamos al final de aquel año para hacer un cambio de local.
El nuevo local lo describiré en 2004, que es cuando realmente empezó a funcionar, pero sí diré que era bastante mejor. Las navidades comenzaban a ser un pequeño problema, ya que no sabíamos qué hacer, creo que unas misas o algo parecido, la verdad es que no lo recuerdo.
Aquel año había sido complicado para mí, pero los ensayos comenzaban a ser un poco más relajados. Me impliqué mucho en aquel coro, como ya he comentado anteriormente. En 2003 llevaba la revista, era jefe de cuerda, subdirector ocasional, responsable del equipo informático, corresponsable de los festejos de Navidad y de forma casi anecdótica, jefe de prensa. También me había dedicado a hacer una página web donde pondríamos todos nuestros logros en internet.
El año 2004 prometía ser más complicado todavía.
domingo, 28 de septiembre de 2014
domingo, 21 de septiembre de 2014
2002: LAS ZARZUELAS COMPLETAS
Dos años con musicales, yo ya comenzaba a estar un poco cansado de cantar en inglés y en latín, afortunadamente volvimos al género patrio, a la zarzuela, pero ésta vez queríamos ir más allá, queríamos representar.
¿Qué fue lo que escogimos? Pues una ración de "Los Gavilanes" para empezar, una zarzuela cuyo nombre engaña, pues no aparece un puñetero gavilán en toda la obra, bueno, nuestro pianista era el entrañable y maravilloso Rogelio Gavilanes, no es coña, qué gran tipo, una pena perderle la pista.
El caso es que no teníamos director de escena, y la persona que se puso al mando, pues la verdad es que andaba un poco falto de ideas. No es que la chica no le pusiera empeño y que no tuviera buenas intenciones, pero es que estuvimos mes y medio con una escena de 3 minutos, y la verdad, resultaba un poco aburrido. Lo reconozco, en aquel momento yo no lo hubiera hecho mejor y, sinceramente, hoy partiendo de cero tampoco sabría decir.
El caso es que en esa zarzuela tampoco tenía el más mínimo papel protagonista, y eso que había pasado 2 años bastante más movidos que los anteriores, los éxitos habían sido grandes, pero los reconocimientos que debía tener... ahí fallaba.
He de reconocer una cosa, y lo escribo para ser totalmente sincero, no me encontraba demasiado bien con mi voz en aquel momento. Me veía capaz de abordar el papel de Gustavo (el de la zarzuela, no de la rana, leñe), pero tenía un pequeño problema, había ganado potencia, pero la voz se me había descontrolado, habría tenido que trabajar mucho para sacar adelante el papel, lo que me repatea es que no sólo no se me diera la oportunidad, si no que ni siquiera se me plantease.
La verdad es que mi memoria de los conciertos entre 2002 y 2005 están un poco confusos, fueron años complicados para mí, he tenido que recurrir a los compañeros de aquellas épocas para esbozar un poco alguna de las fechas, el caso es que si hay alguna que no esté bien, pues que en algún comentario me lo corrijan, empiezo a hacerme mayor y mi memoria comienza a fallar... (Eso con 32 años... toma del frasco).
En fin, que me pierdo copón. El primer concierto que sería en primavera, no teníamos tiempo ya de prepararlo escénicamente, así que nos propusimos hacerlo versión concierto, pero claro, podíamos aprovechar el tirón de los discos que habíamos sacado (Joseph y A Chorus Line) y nos decidimos a grabar el concierto en directo. Volvimos a traer a Vicente Lacárcel para hacer de Indiano, a su señora esposa Cristina Carlín, que haría de Adriana, a Concepción Arrayá le dieron el papel de Rosaura, y para Gustavo nos trajimos a alguien nuevo, pero maravilloso, a mi personalmente me encantó, Rafael Lledó, no solo un gran tenor, si no también un señor, siempre correcto, me atendió siempre con una sonrisa y muy amable, guardo muy buenos recuerdos de él.
El concierto salió estupendo y guardo el disco en casa (tuve que comprarlo, igual que los demás), es un tesoro para mantenerlo.
En verano quisimos quitarnos aquel amargo sabor de boca que nos había dejado el no representarlo y nos pusimos a trabajar la escena, ésta vez sí con mucho acierto. Rafael Lledó no pudo acompañarnos en aquel momento, así que tuvimos que sustituirlo por un compañero del coro que hizo un papel muy digno. El problema es que de esa forma, quedábamos sólo dos componentes en la cuerda de tenores... nos hicimos notar.
Ya por entonces comencé a darme cuenta de que a las sopranos por lo general, no se les entiende una leche cuando cantan, no sé por qué será, pero parece que enlazan una vocal con otra y, de vez en cuando, metían para disimular una R o una S.
También hicimos un recital el día anterior, creo, pero es que lo que más recuerdo no es el recital, si no cierto detalle que paso a explicar:
Los conciertos se realizaron en la localidad onubense de Cartaya, más concretamente en el patio de armas, unas ruinas de un viejo castillo. Habían colocado el escenario y, justo al lado, unos diez centímetros más alto, el vestuario femenino con una carpa (con dos cojones, cualquiera que estuviera sobre el escenario se iba a hartar de ver domingas), pero justo pared con pared estaba el vestuario masculino, no sólo eso, si no que además había una nevera de bar, de esas de arcón, y no sólo eso, si no que además estaba completamente llena de botellines de cerveza y yo siempre llevaba un abridor como llavero.
¡ASÍ ME GUSTAN LOS AYUNTAMIENTOS, QUE SE PREOCUPEN POR LOS CANTANTES, ESO ES BUEN TRATO!
Con razón recuerdo poco después de subir al escenario y mantengo la mente borrosa... sólo bebimos tres o cuatro hombres... pero la nevera quedó vacía.
Eso sí, no tengo ni zorra de lo que hicimos en navidades (¿Tanto me duró la borrachera?)
Después vendría 2003, otro galimatías musical y personal.
¿Qué fue lo que escogimos? Pues una ración de "Los Gavilanes" para empezar, una zarzuela cuyo nombre engaña, pues no aparece un puñetero gavilán en toda la obra, bueno, nuestro pianista era el entrañable y maravilloso Rogelio Gavilanes, no es coña, qué gran tipo, una pena perderle la pista.
El caso es que no teníamos director de escena, y la persona que se puso al mando, pues la verdad es que andaba un poco falto de ideas. No es que la chica no le pusiera empeño y que no tuviera buenas intenciones, pero es que estuvimos mes y medio con una escena de 3 minutos, y la verdad, resultaba un poco aburrido. Lo reconozco, en aquel momento yo no lo hubiera hecho mejor y, sinceramente, hoy partiendo de cero tampoco sabría decir.
El caso es que en esa zarzuela tampoco tenía el más mínimo papel protagonista, y eso que había pasado 2 años bastante más movidos que los anteriores, los éxitos habían sido grandes, pero los reconocimientos que debía tener... ahí fallaba.
He de reconocer una cosa, y lo escribo para ser totalmente sincero, no me encontraba demasiado bien con mi voz en aquel momento. Me veía capaz de abordar el papel de Gustavo (el de la zarzuela, no de la rana, leñe), pero tenía un pequeño problema, había ganado potencia, pero la voz se me había descontrolado, habría tenido que trabajar mucho para sacar adelante el papel, lo que me repatea es que no sólo no se me diera la oportunidad, si no que ni siquiera se me plantease.
La verdad es que mi memoria de los conciertos entre 2002 y 2005 están un poco confusos, fueron años complicados para mí, he tenido que recurrir a los compañeros de aquellas épocas para esbozar un poco alguna de las fechas, el caso es que si hay alguna que no esté bien, pues que en algún comentario me lo corrijan, empiezo a hacerme mayor y mi memoria comienza a fallar... (Eso con 32 años... toma del frasco).
En fin, que me pierdo copón. El primer concierto que sería en primavera, no teníamos tiempo ya de prepararlo escénicamente, así que nos propusimos hacerlo versión concierto, pero claro, podíamos aprovechar el tirón de los discos que habíamos sacado (Joseph y A Chorus Line) y nos decidimos a grabar el concierto en directo. Volvimos a traer a Vicente Lacárcel para hacer de Indiano, a su señora esposa Cristina Carlín, que haría de Adriana, a Concepción Arrayá le dieron el papel de Rosaura, y para Gustavo nos trajimos a alguien nuevo, pero maravilloso, a mi personalmente me encantó, Rafael Lledó, no solo un gran tenor, si no también un señor, siempre correcto, me atendió siempre con una sonrisa y muy amable, guardo muy buenos recuerdos de él.
El concierto salió estupendo y guardo el disco en casa (tuve que comprarlo, igual que los demás), es un tesoro para mantenerlo.
En verano quisimos quitarnos aquel amargo sabor de boca que nos había dejado el no representarlo y nos pusimos a trabajar la escena, ésta vez sí con mucho acierto. Rafael Lledó no pudo acompañarnos en aquel momento, así que tuvimos que sustituirlo por un compañero del coro que hizo un papel muy digno. El problema es que de esa forma, quedábamos sólo dos componentes en la cuerda de tenores... nos hicimos notar.
Ya por entonces comencé a darme cuenta de que a las sopranos por lo general, no se les entiende una leche cuando cantan, no sé por qué será, pero parece que enlazan una vocal con otra y, de vez en cuando, metían para disimular una R o una S.
También hicimos un recital el día anterior, creo, pero es que lo que más recuerdo no es el recital, si no cierto detalle que paso a explicar:
Los conciertos se realizaron en la localidad onubense de Cartaya, más concretamente en el patio de armas, unas ruinas de un viejo castillo. Habían colocado el escenario y, justo al lado, unos diez centímetros más alto, el vestuario femenino con una carpa (con dos cojones, cualquiera que estuviera sobre el escenario se iba a hartar de ver domingas), pero justo pared con pared estaba el vestuario masculino, no sólo eso, si no que además había una nevera de bar, de esas de arcón, y no sólo eso, si no que además estaba completamente llena de botellines de cerveza y yo siempre llevaba un abridor como llavero.
¡ASÍ ME GUSTAN LOS AYUNTAMIENTOS, QUE SE PREOCUPEN POR LOS CANTANTES, ESO ES BUEN TRATO!
Con razón recuerdo poco después de subir al escenario y mantengo la mente borrosa... sólo bebimos tres o cuatro hombres... pero la nevera quedó vacía.
Eso sí, no tengo ni zorra de lo que hicimos en navidades (¿Tanto me duró la borrachera?)
Después vendría 2003, otro galimatías musical y personal.
domingo, 7 de septiembre de 2014
2001 EL DESPERTAR
Ya a comienzos de 2001, habíamos asentado las bases de los festivales. Comenzaba a estar muy estresado por culpa de las muchas funciones que tenía en la asociación, y ya podía decir "hola" en las reuniones que se tenían para decidir el programa.
Se decidió grabar un disco con Joseph. Era una gran idea, tendríamos el concierto inmortalizado y podría ser una experiencia muy interesante. Planteé la posibilidad de que si el estreno lo habían hecho los principalesasí como las dos funciones siguientes (no como en A CHORUS LINE, que se cambió de protagonistas), el disco lo podíamos hacer los cover de Joseph y la Narradora, que también habíamos trabajado como bestias. Pero parecía que las normas impuestas para unos, no servían para otros, así que se nos negó esa posibilidad, y tuve que contentarme de nuevo con pasar desapercibido.
Un día, me llevaron aparte y me comentaron que por un extraño rebote, tenía que hacer el papel solista de Joseph, ya que ese año se iba a repetir, y esos rebotes propiciaron que fuera entonces el solista. Por esa regla de tres, lo justo es que la chica que había hecho el cover de la narradora también actuara, pero injustamente la dejaron de lado.
Mi ilusión era máxima, y mis responsabilidades se multiplicaron. Ahora tenía que reforzar en mi cerebro todo lo que había aprendido el año anterior, adaptarme al vestuario, hacer entrevistas en la tele... vaya... entrevistas en la tele...
Sólo fue una, en una televisión local y la mitad de la entrevista consistió en cantar una de las canciones bajo unas indicaciones poco menos que bochornosas. Creo que prácticamente ningún conocido me vio, es lo que había en ese momento. Me acordaba de Rocky, al principio de la primera película, cuando todo el mundo le preguntaba por el combate y decía "He ganado, tenías que haberme visto".
Lo más curioso llegó el día que nos llamaron para hacer una nueva entrevista en la televisión para cantar un poco, el que mandaba, en lugar de dejarme con el coro, me mandó a la sala de regidores, para que indicara la cámara que debía pincharse en cada momento. Y la gente se preguntará por qué, si ese año iba a ser yo el protagonista y por tanto debía cantar yo y no él. Pues resulta que en entrevistas anteriores, algunos habían desafinado como si la vida les hubiera ido en ello, se usó el CD grabado en estudio para evitar esos desafines, es decir, tenía que salir él en la tele, era la excusa perfecta para chupar más cámara.
Y quizá fue de agradecer, puesto que llegó el momento de hacer la mímica, quien debía hacer Joseph, esperaba a que sonara la canción en la que mover los labios, grabado todo en un CD, pero no habíamos contado con una cosa, cuando Joseph dijo la primera frase, el CD saltó de pista y pasó a la última, obligando al coro a montar la algarabía que correspondía en esa pieza, pero de pronto volvió a sonar la pieza anterior, con lo que Joseph volvió a girarse a cámara y, tras "cantar" de nuevo la primera frase, la historia se volvió a repetir. Al quinto salto, se apagó el CD, con Joseph mareado de dar vueltas y sin saber dónde meterse, miembros del coro escondidos y descojonados por la situación, y yo alegrándome de que en aquel momento lo que se suponía que era música en directo, hubiera fallado mientras cantaba otra persona, y no yo. (También me alegré de que no se le ocurriera poner ese CD en el concierto de forma que mi voz no sirviera para nada).
Llegaron los preparativos, cual fue mi sorpresa al ver los carteles, que lejos de ser esos magníficos anuncios multicolor del año anterior, éstos eran multi, pero multirrojo. Todo en tonalidades de rojo que chocaba a la vista, pero lo peor no era eso, lo peor es que le habían puesto mi cara al cuerpo del anterior Joseph... es decir, "te hemos puesto el melón en los carteles, y gracias". "Un error de imprenta" lo llamaron, pero aún así se hicieron cientos de carteles y no se corrigió.
¿Reseñas en el periódico? Yo no recuerdo ninguna, es más, yo no aparecía por ninguna parte en la prensa.
Por cierto, ese año no fueron tres representaciones, fue una y mucho es, no fuera que robara protagonismo.
Y llegó el día del concierto. Curiosamente, el técnico del palacio de congresos de la Casa Colón, ese año se negó a subir a uno de los solistas por la plataforma que había, así que el concierto quedó mucho más deslucido.
Llegué a los vestuarios donde se cambiaban los hombres y todos me preguntaron que qué hacía ahí, que tenía que ir al camerino que se me había asignado como solista. Yo me negué y dije que me tenía que cambiar donde estaba mi gente, con los míos.
Era el solista, sí, pero aquel camerino me parecía vacío y sin vida, por eso decidí ir con mi gente, porque era donde me sentía seguro.
Y no es nada descabellado. Había una escena donde yo me sentaba en un trono a telón cerrado mientras fuera cantaban los hombres una pieza divertida. Me sentí tan solo en aquel momento, escuchando la pieza que había cantado el año anterior, que por un momento deseé estar en el coro y no de solista. Eran esos momentos de humildad que quizá estaban condicionados por la cama que me hacían en algunos momentos, dificultándome mi camino hacia el puesto de solista, y por la actitud que había visto de los solistas antaño, tan alejados del coro y... soberbios, por así decir.
El concierto lo grabó una televisión local por un lado y un familiar por otro, cuando pueda, los subiré a la nube para "disfrute" de todos.
Recuerdo al que hacía de "mi padre", en medio del concierto, diciéndome "Porque a ti te voy a comprar una moto, porque eres mi hijo favorito, y a tus hermanos, que son todos unos cabrones, les pueden dar por culo". Me meaba de risa con ese hombre.
Aquel concierto, para mí, fue apoteósico, lo más grande que había hecho nunca, solista y protagonista de un musical americano, pero el año no había terminado ahí.
El verano estaba un poco escaso, nos habíamos vaciado en el musical, pero tuvimos la oportunidad de cambiar de tercio, y se me ofreció cantar en un cuarteto para las jornadas medievales de Cortegana.
https://www.youtube.com/watch?v=at-Y0i5FLQo
Estuvimos ensayando los cuatro como mulas, nos íbamos todos los días al local a ensayar y cantar, a desesperarnos con los desafines, a prepararnos a conciencia, y fue un concierto bonito. Por mucho que le pese a alguno, al público le gustó mi voz por encima de las demás, una voz de tenor ligero juvenil y en formación que apuntaba maneras.
Nos faltaban ideas, y no sabíamos qué hacer para navidad, así que a alguien se le ocurrió la feliz idea de repetir las Misas del Mundo.
Muchos de los que habían cantado en aquel concierto del año 98, se habían ido, y muchos que estaban en el coro en 2001, no habían cantado eso nunca, así que hubo que ensayar todo nuevamente, pero había un problema, los "mandatarios", se habían obsesionado con la afinación, hasta tal punto, que los ensayos eran realmente cansados, se repetía una y otra vez, a pesar de que trabajábamos mucho para mejorar. Y cuanto más cansados estábamos, más desafinábamos, y cuanto más desafinábamos, más ensayábamos y más cansados estábamos.
Mientras tanto, días antes del concierto organizamos una cena de Navidad donde se me hizo entrega del premio "Sonajero de Oro" por mi trayectoria en el coro y una placa como miembro fundador del TLH.
El premio consistía en un sonajero normal y corriente pintado de dorado... algo completamente anecdótico. Tiré ese premio en 2013, ya que estaba muy deteriorado. La placa la guardo en un cajón, no soy de los que expongan premios ni trofeos ni reconocimientos.
Aquel concierto fue una auténtica mierda. Había que tener en cuenta que habíamos estado ensayando intensamente la mañana antes, y estábamos muy cansados y abotargados mentalmente. Cantamos sin ganas y sin alma. Un concierto para olvidar.
2002 tuvo sus cosillas, pero seguía igual, trabajando a destajo, sin un duro y ensombrecido continuamente por el divismo.
Se decidió grabar un disco con Joseph. Era una gran idea, tendríamos el concierto inmortalizado y podría ser una experiencia muy interesante. Planteé la posibilidad de que si el estreno lo habían hecho los principalesasí como las dos funciones siguientes (no como en A CHORUS LINE, que se cambió de protagonistas), el disco lo podíamos hacer los cover de Joseph y la Narradora, que también habíamos trabajado como bestias. Pero parecía que las normas impuestas para unos, no servían para otros, así que se nos negó esa posibilidad, y tuve que contentarme de nuevo con pasar desapercibido.
Un día, me llevaron aparte y me comentaron que por un extraño rebote, tenía que hacer el papel solista de Joseph, ya que ese año se iba a repetir, y esos rebotes propiciaron que fuera entonces el solista. Por esa regla de tres, lo justo es que la chica que había hecho el cover de la narradora también actuara, pero injustamente la dejaron de lado.
Mi ilusión era máxima, y mis responsabilidades se multiplicaron. Ahora tenía que reforzar en mi cerebro todo lo que había aprendido el año anterior, adaptarme al vestuario, hacer entrevistas en la tele... vaya... entrevistas en la tele...
Sólo fue una, en una televisión local y la mitad de la entrevista consistió en cantar una de las canciones bajo unas indicaciones poco menos que bochornosas. Creo que prácticamente ningún conocido me vio, es lo que había en ese momento. Me acordaba de Rocky, al principio de la primera película, cuando todo el mundo le preguntaba por el combate y decía "He ganado, tenías que haberme visto".
Lo más curioso llegó el día que nos llamaron para hacer una nueva entrevista en la televisión para cantar un poco, el que mandaba, en lugar de dejarme con el coro, me mandó a la sala de regidores, para que indicara la cámara que debía pincharse en cada momento. Y la gente se preguntará por qué, si ese año iba a ser yo el protagonista y por tanto debía cantar yo y no él. Pues resulta que en entrevistas anteriores, algunos habían desafinado como si la vida les hubiera ido en ello, se usó el CD grabado en estudio para evitar esos desafines, es decir, tenía que salir él en la tele, era la excusa perfecta para chupar más cámara.
Y quizá fue de agradecer, puesto que llegó el momento de hacer la mímica, quien debía hacer Joseph, esperaba a que sonara la canción en la que mover los labios, grabado todo en un CD, pero no habíamos contado con una cosa, cuando Joseph dijo la primera frase, el CD saltó de pista y pasó a la última, obligando al coro a montar la algarabía que correspondía en esa pieza, pero de pronto volvió a sonar la pieza anterior, con lo que Joseph volvió a girarse a cámara y, tras "cantar" de nuevo la primera frase, la historia se volvió a repetir. Al quinto salto, se apagó el CD, con Joseph mareado de dar vueltas y sin saber dónde meterse, miembros del coro escondidos y descojonados por la situación, y yo alegrándome de que en aquel momento lo que se suponía que era música en directo, hubiera fallado mientras cantaba otra persona, y no yo. (También me alegré de que no se le ocurriera poner ese CD en el concierto de forma que mi voz no sirviera para nada).
Llegaron los preparativos, cual fue mi sorpresa al ver los carteles, que lejos de ser esos magníficos anuncios multicolor del año anterior, éstos eran multi, pero multirrojo. Todo en tonalidades de rojo que chocaba a la vista, pero lo peor no era eso, lo peor es que le habían puesto mi cara al cuerpo del anterior Joseph... es decir, "te hemos puesto el melón en los carteles, y gracias". "Un error de imprenta" lo llamaron, pero aún así se hicieron cientos de carteles y no se corrigió.
¿Reseñas en el periódico? Yo no recuerdo ninguna, es más, yo no aparecía por ninguna parte en la prensa.
Por cierto, ese año no fueron tres representaciones, fue una y mucho es, no fuera que robara protagonismo.
Y llegó el día del concierto. Curiosamente, el técnico del palacio de congresos de la Casa Colón, ese año se negó a subir a uno de los solistas por la plataforma que había, así que el concierto quedó mucho más deslucido.
Llegué a los vestuarios donde se cambiaban los hombres y todos me preguntaron que qué hacía ahí, que tenía que ir al camerino que se me había asignado como solista. Yo me negué y dije que me tenía que cambiar donde estaba mi gente, con los míos.
Era el solista, sí, pero aquel camerino me parecía vacío y sin vida, por eso decidí ir con mi gente, porque era donde me sentía seguro.
Y no es nada descabellado. Había una escena donde yo me sentaba en un trono a telón cerrado mientras fuera cantaban los hombres una pieza divertida. Me sentí tan solo en aquel momento, escuchando la pieza que había cantado el año anterior, que por un momento deseé estar en el coro y no de solista. Eran esos momentos de humildad que quizá estaban condicionados por la cama que me hacían en algunos momentos, dificultándome mi camino hacia el puesto de solista, y por la actitud que había visto de los solistas antaño, tan alejados del coro y... soberbios, por así decir.
El concierto lo grabó una televisión local por un lado y un familiar por otro, cuando pueda, los subiré a la nube para "disfrute" de todos.
Recuerdo al que hacía de "mi padre", en medio del concierto, diciéndome "Porque a ti te voy a comprar una moto, porque eres mi hijo favorito, y a tus hermanos, que son todos unos cabrones, les pueden dar por culo". Me meaba de risa con ese hombre.
Aquel concierto, para mí, fue apoteósico, lo más grande que había hecho nunca, solista y protagonista de un musical americano, pero el año no había terminado ahí.
El verano estaba un poco escaso, nos habíamos vaciado en el musical, pero tuvimos la oportunidad de cambiar de tercio, y se me ofreció cantar en un cuarteto para las jornadas medievales de Cortegana.
https://www.youtube.com/watch?v=at-Y0i5FLQo
Estuvimos ensayando los cuatro como mulas, nos íbamos todos los días al local a ensayar y cantar, a desesperarnos con los desafines, a prepararnos a conciencia, y fue un concierto bonito. Por mucho que le pese a alguno, al público le gustó mi voz por encima de las demás, una voz de tenor ligero juvenil y en formación que apuntaba maneras.
Nos faltaban ideas, y no sabíamos qué hacer para navidad, así que a alguien se le ocurrió la feliz idea de repetir las Misas del Mundo.
Muchos de los que habían cantado en aquel concierto del año 98, se habían ido, y muchos que estaban en el coro en 2001, no habían cantado eso nunca, así que hubo que ensayar todo nuevamente, pero había un problema, los "mandatarios", se habían obsesionado con la afinación, hasta tal punto, que los ensayos eran realmente cansados, se repetía una y otra vez, a pesar de que trabajábamos mucho para mejorar. Y cuanto más cansados estábamos, más desafinábamos, y cuanto más desafinábamos, más ensayábamos y más cansados estábamos.
Mientras tanto, días antes del concierto organizamos una cena de Navidad donde se me hizo entrega del premio "Sonajero de Oro" por mi trayectoria en el coro y una placa como miembro fundador del TLH.
El premio consistía en un sonajero normal y corriente pintado de dorado... algo completamente anecdótico. Tiré ese premio en 2013, ya que estaba muy deteriorado. La placa la guardo en un cajón, no soy de los que expongan premios ni trofeos ni reconocimientos.
Aquel concierto fue una auténtica mierda. Había que tener en cuenta que habíamos estado ensayando intensamente la mañana antes, y estábamos muy cansados y abotargados mentalmente. Cantamos sin ganas y sin alma. Un concierto para olvidar.
2002 tuvo sus cosillas, pero seguía igual, trabajando a destajo, sin un duro y ensombrecido continuamente por el divismo.
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